Compañía Hasar diseñó una propuesta especial de soluciones para que las relanzadas tiendas físicas puedan adaptar sus puntos de venta a las exigencias actuales de inmediatez, seguridad, facilidad y simpleza de sus consumidores.
Durante la pandemia, el pequeño comercio o comercio de cercanía aumentó su protagonismo en la distribución de alimentos como consecuencia de que la circulación social se restringió a la proximidad del hogar.
Supermercados chicos y medianos, autoservicios, fiambrerías, panaderías y queserías no solo debieron dar respuesta a una demanda inusitadamente creciente sino que también necesitaron remodelarse para satisfacer las nuevas aspiraciones de experiencia de los clientes.
En ese contexto, Compañía Hasar diseñó una propuesta especial de soluciones para que las relanzadas tiendas físicas de comida y bebida puedan hacer frente a las nuevas exigencias en los puntos de venta que el comercio digital propagó a todo tipo de actividades.
“Quisimos llevar a los canales chicos y medianos toda la experiencia que hemos adquirido en proveer soluciones y tecnología a los grandes retailers. La idea es acompañarlos en el proceso de transformación, vía innovaciones, que les exigen los tiempos”, explicó Horacio Laurens, gerente de operaciones.
Soluciones
Según Laurens, la propuesta para el segmento es integral, es decir que comprende herramientas y soluciones en software, equipamiento de hardware, además de asesoría, mantenimiento y post venta en general.
“Apuntamos a esos negocios o cadenas de alimentos que de repente poseen uno, dos o tres locales, y quieren ir más allá de soluciones de facturación digital y poder resolver una transacción compleja o resolver la complejidad de un retail que aplica promociones, u ofertas comerciales complejas, para que puedan hacerlas rápidas, ágiles y potentes”, suma.
Flejes de góndola para la actualización permanente de precios, soluciones POS all in one donde el mismo POS permita una venta asistida y la posibilidad de tener un verificador de precios o una balanza conectados, pueden estar al alcance de esta clase de negocios mediante una propuesta flexible que se adapta a las distintas situaciones.
Dependiendo del comercio del que se trate, es posible dotarlo de estas herramientas con una inversión inicial aproximada de 240.000 pesos (o 2000 dólares al tipo de cambio oficial).
“Hay distintas posibilidades -explica Laurens-. Por ejemplo, en lugar de comprar el equipamiento, se puede establecer un contrato de servicios mediante un fue mensual que contemple el software y el hardware como parte de un servicio integral que incluya el soporte, las actualizaciones, mejoras y funcionalidades. O pueden comprar el hardware y contratar todo lo demás como servicio. Tenemos esquemas flexibles para poder dar una solución”.
Innovar
“Las negocios que deseen innovar mediante estas soluciones no necesitan de ninguna infraestructura tecnológica previa o particular, de hecho uno de nuestros focos es el que conforman las tiendas que están abriendo, que naturalmente arrancan sin disponer de nada de eso”, aclara.
La solución fue diseñada para permitirle al comercio registrar todas las transacciones de ventas de forma ágil y segura en un único dispositivo. Se basa en el modo de operar de una caja registradora tradicional. Lo cual garantiza el acceso rápido a diferentes operaciones. Pero a su vez incorpora complejas funciones que antes solo eran accesibles para grandes comercios.
Laurens destaca que las soluciones diseñadas fueron pensadas específicamente para cumplir esas funciones en los canales del rubro al que se apunta. La aclaración vale sobre todo en un contexto donde muchos puntos de venta instalados en los negocios son una extensión de los sistemas ERP para gestión contables genéricos. “Tomemos el caso de cuando necesitamos buscar un cliente. Uno no puede ir buscándolo pantalla por pantalla hasta encontrar aquella en la que, con algún dato o palabra clave, aparezcan sus datos. Esto puede ser posible para un empleado administrativo que se encuentra solo en una oficina, pero no para alguien que tiene gente esperando en una cola para pagar”, detalla.
Valor agregado
La experiencia en el local y el servicio al cliente siempre fue el valor agregado del comercio minorista. La pandemia, sin embargo, produjo la aceleración de una adopción de soluciones que se visualizaba para una década en solo dos años, derivada de las nuevas demandas de los consumidores y las nuevas formas de consumir los productos y servicios.
“Definitivamente los puntos de venta físicos no desaparecen, se transforman y pensando en la experiencia de compra de sus clientes, están buscando incorporar tecnología que le permita automatizar tareas, ser más productivo y desarrollar una organización centrada en el consumidor”, concluye Laurens.
Fuente: Enretail