Cada vez más compañías apelan a sus propios empleados para desarrollar productos y servicios innovadores.
En la búsqueda de dinamismo y velocidad para responder de modo innovador a un entorno cambiante sin perder competencia, las empresas fomentan el emprendedurismo interno o intrapreneurship lo que a su vez les permite retener personal y afianzar el sentido de pertenencia de sus empleados.
En la actualidad, los ciclos de éxito de las compañías son cortos. El escenario presente se caracteriza por las turbulencias y los desafíos diarios. Sostenerse en la cima demanda, de forma constante, buenas ideas para responder a las oportunidades nacidas de esos cambios. Sin olvidar que la imagen de la organización depende de lanzar productos y servicios regularmente. Por eso ya no basta con un departamento de Innovación y diseñar nuevos productos pasó a ser una responsabilidad de todos.
En el entorno actual, gana la empresa más rápida y flexible. No importa su tamaño. Ante esto, las firmas adoptaron mecanismos y herramientas propias del mundo emprendedor. Inclusive, fomentaron la actividad emprendedora entre sus trabajadores.
“Esa tendencia ya estaba en las compañías. Pero se potenció por mil en los últimos cinco años debido a la transformación digital y la pandemia. Hoy los desafíos del negocio son otros. De alguna manera es preciso reinventarse”, afirmó Matías Ponce, director de Transformación de Estudio Locht.
Así, las organizaciones recurrieron al intraemprendedurismo, en una tendencia que cruza desde una planta de rulemanes hasta una compañía de servicios. “Podemos encontrar organizaciones que lo llevan adelante promoviendo la iniciativa de sus empleados, dan lugar a la creatividad y toman al error como una oportunidad. Otras lo hacen de modo más restrictiva”, comentó Hugo Kantis, director del Programa de Desarrollo Emprendendor (Prodem) de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS).
Larga historia
El intrapreneurship no es un tema nuevo. En 1895, el investigador norteamericano Gifford Pinchot acuñó el término. Con él asignó a aquellas personas capaces de desarrollar un comportamiento emprendedor bajo el respaldo de la compañía. Su objetivo es descubrir, evaluar o explotar nuevas alternativas de negocio para la empresa.
Sin embargo, esa iniciativa cobró más fuerza a medida que el entrepreneurship adquirió protagonismo. Con la revolución digital, las firmas se dieron cuenta que es un vehículo para acelerar procesos innovadores y que les permite responder con rapidez a las necesidades del mercado.
De acuerdo al concepto tradicional, el emprendedor es quien ve una posibilidad en un sector. Para satisfacerla busca los recursos necesarios para poner en marcha su propia compañía. El punto de partida del emprendedurismo interno es más sencillo. “Esta filosofía la pusimos en práctica hace más de diez años. No fue planificado. A mí siempre me gusto emprender. En un principio, era quien traía las ideas para renovarnos. Después me di cuenta cuán importante era generarlas dentro de la organización, y que no siempre fuera yo quien las traía. Todo dio sus frutos en los últimos tiempos. Así ahora soy el que menos las aporta”, recalcó Ariel Davalli, presidente de la cadena de heladerías Chungo.
Según un estudio del Foro Económico Mundial y Global Entrepreneurship Monitor ( GEM) esa modalidad laboral crea más empleo que un emprendedor abriendo su propio negocio. “Existe además una clara correlación entre el índice de intraemprendimiento y la competitividad económica: por cada aumento del 2,5% de la tasa de este tipo de desarrollos se incrementa en un punto el potencial económico de un país”, agrega la investigación.
El intraemprendedor trabaja dentro de una compañía, cumple un horario, pero tiene un perfil más innovador. Cuenta con disposición para llevar adelante proyectos en el entorno corporativo, aunque no son individualistas. Más bien, poseen grandes habilidades a la hora de trabajar en equipo y de aprender de sus errores.
Generar ambiente
Instaurar el ambiente laboral adecuado es clave para que se desarrollen los emprendedores internos. Para ello es necesaria una atmósfera de diálogo donde se expongan propuestas. Sentir que cualquier aporte es importante para la misión de la compañía. Y otorgar cierto grado de autonomía.
Las organizaciones horizontales, flexibles, con un mínimo de niveles de dirección y con la cultura del “dejar hacer” son más proclives al desarrollo de intrapreneuship.
“Nuestra política es de puertas abiertas y comunicación en todos los niveles. No nos representan mucho las jerarquías. Más bien, la colaboración en todos los estratos”, indicó Cecilia Sanjurjo, gerente de Talento del Grupo Hasar.
En ese sentido, conformaron un programa de brigadistas para relevar las necesidades de mejoras de la corporación. Es una cultura siempre presente en esta empresa. No obstante, el directorio siempre tiene la última palabra. Brinda además tiempo e inversión.
“Las pymes suelen presentar problemas de delegación. Para que avance el intraemprendurismo en ella, se debe dotar de autonomía a los colaboradores. Incluso, revisar en qué medida las generaciones nuevas pueden innovar”, señaló Kantis.
De acuerdo a los analistas, fomentar la innovación es uno de los primeros beneficios del entrepreneurship. Esto sucede porque la creatividad del individuo se pone al servicio de la compañía.
“Sin duda, se mantiene así aggiornada la organización sobre todo en caso como el nuestro: una compañía familiar próxima a cumplir 50 años. Mucho de nuestro personal está con nosotros hace más de tres décadas. Generar emprendedores entre ellos nos da la posibilidad de tener juventud activa no importa su edad”, recalcó Davalli de Chugo.
De esa manera el trabajador se siente más participe de la organización. También, escuchar y llevar a la práctica sus ideas es una forma de retener talentos.
Nuevos negocios
En el caso de Naranja X, el emprendimiento interno fue la clave para convertirse en una compañía de triple impacto. “Está bueno convocar a toda la empresa ante una pregunta o problemática. Esto permite identificar las personas más motivadas e interesadas en traccionar la iniciativa”, marcó Pablo Bocco, líder de Innovación Social y Sustentabilidad de esa institución financiera.
Todo eso se refleja luego en el crecimiento empresarial. “De esta iniciativa nacieron tres negocios exitosos. El primero fue hace 15 años al abrir nuestra filial en México. En ese momento, dos colaboradores fueron a emprender. Hoy son socios del grupo”, marcó Sanjurjo de Hasar.
La identificación de liderazgo es otro factor interesante del intraemprendurismo. “Los líderes no son hoy los que generan buenas respuestas sino quienes hacen buenas preguntas y desafíos, y conectan a las personas con esos retos”, recordó Ponce del Estudio Loch.
Un estudio de Gallup advierte que los empleados desmotivados le cuestan a las compañías norteamericanas más de U$S450.000 millones por año. Sólo el 30% de los trabajadores de ese país están comprometidos con sus organizaciones. El emprendimiento interno es una forma de estimularlos a seguir su pasión sin dejar la compañía. Al mismo tiempo fortalece su compromiso.
“Con este tipo de iniciativa, que permite agregar valor, las personas valoran y se conectan con el negocio. También que se sienta protagonista. Incluso, logran un entendimiento más amplio del negocio”, finalizó Bocco de Naranja X.